En 1877 el capitán comandante José San Gil redactó un proyecto de dos torres de fusilería (denominadas “Torre nº 1” y “Torre nº 2”) situadas a retaguardia del nuevo fuerte proyectado en Coll de Ladrones. La que se ubicó en Los Arañones desapareció en 1910 con motivo de la construcción de la boca sur del túnel ferroviario. La segunda defendía el paso estrecho de la carretera entre Los Arañones y Canfranc, no lejos de donde estuvo la antigua Torre de la Espelunca (de fines del siglo XVI).
El proyecto de San Gil fue aprobado por Real Orden de 19 de marzo de 1878 y al año siguiente ya se trabajaba en su construcción.
La nueva torre tendría capacidad para una pequeña guarnición de 25 hombres y se dotó de cuarto para oficial, enfermería, calabozo y leñera.
Presenta curiosa planta elipsoidal, foso perimetral (que se salvaba mediante puente levadizo) y alza cuatro plantas en torno a un patio central.
El exterior, de aire medievalizante, muestra la base maciza y tres galerías aspilleradas, la más alta volada sobre línea de ménsulas. Todo ello aparejado en cuidadosa sillería, buscando el contraste entre la blanca caliza del país y la arenisca foránea.
Con motivo de la ampliación de la carretera, hacia 1990, se pensó trasladarla piedra a piedra a Jaca, pero la reacción de los vecinos de Canfranc logró que se conservara en su ubicación original.
Posteriormente restaurada y abierta al público, suele albergar diversas exposiciones cumpliendo una digna función cultural.